domingo, 15 de marzo de 2009

Mírame a los ojos y dímelo


Aquello era una tontería, estando en aquella habitación me di cuenta de que me había vuelto completamente loco pero había algo que me empujaba a continuar al pie del cañón en ese asunto, esos ojos que me habían mirado fugazmente pero que se me habían clavado en lo más hondo de mi mente y los revivía una y otra vez, torturándome.
Miré el reloj, ya era la hora acordada y ella no aparecía por ningún lado. Me senté en el suelo y procuré pensar en algo que me despistara mínimamente de la chorrada que estaba haciendo pero mi mente volvía una y otra vez a ello.

Era estúpido acudiendo a una cita concertada por la persona que había arruinado mi vida por completo. Había sido la culpable de que mi hermano muriera un año atrás y yo lo había descubierto... y quería que pagara por ello al igual que necesitaba que él volviera.
Se me empañaron los ojos al recordarle. Mi hermano era todo lo que yo había querido ser e iba a conseguir ser el mejor en todo lo que se propusiera. Aquello hubiera ocurrido de no haber sido por ella, porque se cruzó en la vida de él.

La puerta se abrió y la vi, sus ojos negros y su cabello rojo enmarcaban su rostro pálido y ausente. Estaba igual que la última vez que la había visto. Me puse en pie y caminé hasta ella, sin saber qué decirle.
Pero ella me ahorró el esfuerzo, sacó una hoja del bolsillo de su gabardina y me la mostró para que la viera. Reconocí el folio que yo mismo había escrito con mi ordenador, era lo único que había hecho para buscar a mi hermano. Una fotografía, unas palabras escritas: "Se busca" y los datos de mi familia. 
La observé sin comprender a dónde quería llegar y entonces le dio la vuelta. Allí estaba escrito un mensaje: Asesina.

Tragué saliva bastante confuso.
- ¡Has sido tú! - me acusó.
Negué con la cabeza, con la mirada clavada en las letras escritas en tinta negra. Por más que pensaba no sacaba nada en claro, no tenía la menor idea de quién podría haberle escrito aquel anónimo.
- ¡No me mientas! ¡Has sido tú! ¿¡Quién si no!?
Los gritos me estaban poniendo nervioso. Las manos me temblaban sin control alguno y acabé sujetándola de los hombros queriendo dejarle claro que yo no había sido.
- Mírame a los ojos y dímelo - susurró.
¿Que le dijerá el qué? Mi rostro debió ser el vivo retrato de la confusión porque la expresión de ella se suavizó antes de volver a hablar.
- Dime que yo maté a tu hermano y que nunca podrás perdonarme.
Fruncí el ceño, desconcertado.
- Por favor - las lágrimas comenzaron a caer de sus negros ojos y mi corazón se encogió. - Necesito que me lo digas porque yo no puedo seguir con esto...

Llevé mis dedos hasta sus mejillas, tocando el pequeño rastro que iban dejando sus lágrimas y entonces supo por qué había acudido a aquella cita, se dio cuenta de lo mucho que necesitaba escuchar esas palabras.
- Él fue a buscarte ¿verdad? - mi voz sonó muy ronca. - Aquel día tendría que haber estado conmigo en casa, ayudándome con las matemáticas pero tú discutiste con tus padres y le llamaste llorando - fui reconstruyendo los dolorosos hechos. - Le dijiste que no fuera, que podías esperar en vuestra cafetería pero él no iba a dejarte sola en un momento como ese.
Ella seguía llorando y mi voz iba bajando poco a poco.
- Entonces cogió el coche, el mismo que mi padre tendría que haber llevado a revisión, el mismo que nos había dejado tirados mil veces en la carretera pero aquel día mi hermano se olvidó de ello. No fue cuidadoso. En su cabeza sólo estaba el hecho de que le necesitabas y entonces ocurrió - mi voz se quebró. - Perdió el control del coche - ella gimió en una voz apenas audible - y se estrelló.

Ambos nos quedamos en silencio un instante, embargados por una sensación de paz momentánea.
- Yo no te escribí eso aunque sí que lo pensé - confesé.
Bajó la cabeza, avergonzada.
- Mírame a los ojos y dímelo - repetí sus palabras.
- Lo siento.
- Tú no tuviste la culpa - le dije sintiendo que por primera vez en mucho tiempo podía respirar tranquilo.

3 comentarios:

Sayah dijo...

Qué fuerza tiene el texto, Ireth. Me gusta especialmente el diálogo del final. ¿Es un relato independiente o forma parte de algo más grande?

Espero que no te moleste que me haya presentado por aquí sin avisar. Creo que ya sabes quién soy, y ahora que cierta personita me ha convencido de que me meta en el mundo de los blogs, me encantaría seguir el tuyo. ¡Es uno de los más literarios que he encontrado!

Bueno, un beso muy fuerte. Te tendré vigilada:).

Marta Cruces Díaz dijo...

Sayah, no sabes lo mucho que me ha animado leerte por estos lares porque no estoy muy acostumbrada a recibir visitas y menos tan inesperadas como estas.

En cuanto al relato, tiene otras dos partes de la misma duración (aproximadamente) tituladas: "El peor día de mi vida" y "Los comienzos siempre tienen que ser buenos".

Yo también me he paseado varias veces por tu Torre de las Palabras y he de decir que me encanta pero con las increíbles intervenciones de tus comentaristas me quedé sin habla y preferí esperar a la siguiente entrada.

Por último claro que no me importa que me sigas, yo estaré muy contenta si así es.

Un beso muy fuerte a ti también ^^

♪Mariana *-° dijo...

siii! acabo de leer lo de las continuaciones, las espero!
Este relato te quedo maravilloso y muy bonito. La muerte de los hermanos es algo muy duro, de hecho yo escribi un relato de que se murió su hermano por su culpa y la hermana se siente fatal, y como sus padres la odian, quiere irse desaparecer. Bn, mejor me callo, porque el punto es que me encanto como todo lo demas jeje. realmente transmites las emociones del personaje y la pobre la novia, sentirse culpable se ha de sentir terrible.

Leo, leo mas. A ver adonde llego porque tiene mucho!^^