viernes, 10 de abril de 2009

Sin miedo (Tercera Parte)

Aquella afirmación hizo que Darío se sintiera más cubierto de oscuridad, un tenebrismo demasiado fuerte en el que caía y caía sin remedio alguno. Era doloroso para él recordar el momento en el que sus padres se habían vuelto hacia él, confusos porque él, su único hijo, no fuera capaz de pasar al otro lado de la luz con ellos, tal y como una familia debía hacer.
- No, no la veo - constató en voz alta por primera vez.

La chica sintió que aquellas palabras escondían más sufrimiento del que se podía entrever.
- ¿Por qué te quedaste? - preguntó Dennisse.
Se dio cuenta de lo ridícula que era la situación en la que se encontraba. Estaba en mitad del vestíbulo de aquella casa, sumida en la más absoluta oscuridad y hablando con un fantasma. 
Lo normal era ponerse a gritar como un histérico.

- No lo elegí yo - explicó Darío algo furioso por la insistencia con la dichosa luz.
- Pero no es normal que tú estés aquí aún... Deberías saber lo que tienes que hacer - conjeturó Dennisse.
- ¿Qué quieres decir? - preguntó el espíritu.
- Ya sabes... asuntos pendientes y ese tipo de cosas fantasmales.
Darío se echó a reír.

Aquella carcajada traspasó a Dennisse de una manera indescriptible. La sintió dentro de ella pero la escuchó fuera de toda realidad y, al contrario de todo lo que había pensado, no la aterró en absoluto sino que le sonó reconfortante y sincera.
- ¿Te ríes de mí? - quiso saber Dennisse.
- En absoluto, es sólo que... - la risa se detuvo - no me esperaba que se hablara con una jerga espiritista.
- ¿Y qué quieres que haga? Te estoy escuchando, creo que me estoy volviendo loca y sigo hablando contigo.

Darío sonrió.
- Continúa haciéndolo, por favor. Estar solo es... algo escalofriante.
- ¿Casi tanto como hablar con un fantasma? - preguntó Dennisse sintiendo un escalofrío.
- Casi tanto - susurró él.
Entonces la chica echó a reír.

Aquello era impropio de Dennisse. Todo lo que estaba pasando aquella noche no parecía salir de la verdadera ella. Empezando por haber sucumbido a aquel estúpido reto sobre entrar en la mansión con la intención de que dejaran de creer que entre esas paredes había algo más que polvo acumulado en muebles abandonados y en ese momento se encontraba hablando con un fantasma, algo en lo que nunca había creado.

- ¿Ocurre algo? - preguntó Darío al darse cuenta del cambio radical en su estado de ánimo.
- No, no pasa nada - contestó ella mirando a los pies.
- Entonces el suelo es más interesante - afirmó el espíritu.
- ¿Qué? - la chica se dio cuenta de a lo que se refería. - Ah... - sonrió - ¿prefieres que te mire a unos ojos que no sé dónde están? - preguntó burlonamente.

1 comentario:

♪Mariana *-° dijo...

me gusta muuucho!!! pero hay cuarta? buuah!! dime que sii! no se vale si no hay! ¬¬ porfavooor! si? sii!!? buscare hehe!

(por si no se nota esta geniial, me encanta) xd