martes, 13 de enero de 2015

La Pirámide Roja de Rick Riordan (Las crónicas de Kane 1)

Título: La Pirámide Roja Primera parte de la trilogía Las crónicas de Kane
Autor: Rick Riordan

Editorial: Montena
Palabras clave sobre el género: Fantasía, juvenil, aventuras, familia, mitología

Puntuación total: 4/5
Edición: 4/5
Narración: 4/5
Diálogo: 4/5
Personajes: 4/5
Relaciones: 3'5/5

Como ya os dije en la lista de mis diez lecturas del 2014, comencé a leer la saga egipcia de Rick Riordan y me conquistó tanto que aunque no estaba reseñada tenía que recomendárosla. Por si no lo sabéis, en 2013 y 2014 me leí la saga de Percy Jackson y los dioses del Olimpo. Y como la disfruté muchísimo, quise leer más de este autor.

La familia de los Kane no es demasiado común, la madre murió en un accidente y desde entonces la vida de nuestros protagonistas cambió para siempre. Julius Kane, egiptólogo, cogió a su hijo mayor e intentó continuar con su curiosa vida. Mientras que Sadie, su hija menor, se quedaba con sus abuelos maternos en Londres. La narración del relato viene precedida de un aviso: todo lo que vas a leer es una transcripción de unas grabaciones, dejando al lector decidir lo que creer y lo que no.

Carter es el primero que nos pone en antecedentes, él y su hermana están viviendo una aventura que ellos no han deseado y que puede acabar con todo lo que aman en ese mundo. Pero no adelantemos acontecimientos, nuestros protagonistas estaban preparados para una de sus reuniones familiares anuales cuando todo se torció. Ambos podían sentir que a su padre le ocurría algo, su inquietud y sus palabras les avisaban de que algo extraño le pasaba. Además de la aparición de un extraño que aborda a Julius y su precipitada visita al Museo Británico.

Allí se encuentra la Piedra Rosetta, lo que facilitó el desciframiento del lenguaje jeroglífico y él, como investigador reputado, tiene la posibilidad de acceder a ella. Pero no la requiere para investigarla si no para conseguir algo de ella, ante los ojos atónitos de sus hijos, Julius recurre a unas capacidades mágicas de las que no tenían noticia y despierta algo que cambiará sus vidas para siempre.

A mí personalmente me ha parecido un primer volumen mucho más potente que el de Ladrón del rayo y con un contenido de lo más interesante e intenso. La mitología egipcia es una de mis preferidas, quizá porque no se estudia tanto en el colegio y resulta mucho más misteriosa por la falta de documentación que esté verdaderamente conectada. La forma en la que Rick Riordan hace que todo encaje y funcione como engranajes de una misma máquina es impresionante.

Los personajes, tanto adultos como adolescentes, son maravillosos, cada uno con sus defectos y virtudes, con sus dudas y confianza, y con sus sentimientos. Carter y Sadie son hermanos, pero realmente no saben mucho el uno del otro, solo tienen una concepción errónea de las cosas buenas y malas que tiene el otro. Esta aventura les servirá, entre otras muchas cosas, para conocerse mejor. Tampoco sería justa si hiciera una reseña sin acordarme de Julius, Amos, Zia y Bast, aquellos que enseñarán, ayudarán o no, a nuestros protagonistas. No quiero dejar de lado a los dioses, ya que algunos ya han empezado a aparecer en este primer volumen y de los que me quedo con Anubis de quien espero bastante más protagonismo en las siguientes entregas.

En cuanto a la forma de narrar de Riordan en esta saga, nos mete con mucha facilidad en la piel de Carter y Sadie alternativamente. Él tiene una narración quizá más seria y reposada, mientras que la de ella es un constante tira y afloja de sentimientos; ambos son divertidos y frescos, sobre todo cuando se interrumpen al uno al otro cuando nos están informando de algo.

La segunda parte de esta trilogía, El Trono de Fuego fue regalo de Reyes Magos este año y espero no tardar demasiado en leerlo porque ganas no me faltan.

Cita:
Él se giró y, por un terrible instante, su cara apareció entre el fuego. Lo que vi no tenía ningún sentido. Parecía que alguien hubiera superpuesto dos caras distintas en el mismo espacio: una humana, de piel pálida, facciones crueles y angulosas y unos ojos rojos brillantes, la otra parecida a la de un animal con pelaje oscuro y colmillos afilados. Era peor que un perro, un lobo o un león, era un animal que yo no había visto nunca. Esos ojos rojos me miraron atentamente, y supe que estaba a punto de morir.

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