martes, 23 de junio de 2009

Páginas en blanco

No sé cuantas veces me he enfrentado al vértigo tan característico que supone una página en blanco, a una nueva historia que se dibuja en mi interior cada vez más perfilando los más oscuros detalles que nadie más debe saber.

El vértigo crece cuando el número de las páginas escritas crece, letras arremolinadas que intentan tener un sentido atrayente para el lector, un ritmo trepidante que enganche hasta la última página. Es demasiada responsabilidad para una sóla persona que intenta dar lo mejor de sí misma en cada historia, desgranándose hasta su último aliento.

Los personajes no son más que los instrumentos que utilizo para dar forma a la historia porque para mí es lo más importante de una novela. Consiguen intimar con el lector hasta el límite de que el mismo se sienta relacionado a algún nivel con uno de los personajes.

Es curiosa la sensación de necesidad de proteger a los personajes a cada uno de los que he creado a lo largo de mi vida siga manteniéndose con la misma intensidad porque yo los siento como compañeros de faena, como amigos, como hermanos y como verdaderos hijos.

Lo mismo siento con esta nueva historia con la que inauguro una nueva manera de narrar que no sé si mantendré en otras novelas pero que por el momento está siendo muy agradable.

No hay comentarios: