Hambre de Michael Grant (Olvidados 2)

Título: Hambre Segunda parte de Olvidados
Autor: Michael Grant

Editorial: RBA
Palabras clave sobre el género: Juvenil, fantasía, ciencia ficción, misterio, adolescencia

Puntuación total: 3'5/5
Edición: 3/5
Narración: 3'5/5
Diálogos: 3'5/5
Personajes: 3/5
Relaciones: 3/5

Para los que no estáis acostumbrados a leer mis reseñas de sagas, os diré que según voy leyendo las distintas entregas reseño dando por supuesto que se han leído las anteriores. No es por mala idea ni nada, simplemente que creo que si lo estás leyendo, es porque ya sabes lo que ocurrió antes. Sobre todo si es el caso de una saga como esta, en la que hay muchos flancos abiertos y es importante hablar de las evoluciones. Por si os interesa, os dejo la reseña de Olvidados que hice en 2012. Para los que no habéis comenzado la saga y queréis saber si os puede gustar sin spoilers, leer el último párrafo de esta reseña.

Michael Grant nos lleva de vuelta a la ERA, tres meses después del final de Olvidados y con muchos cambios. Después de un primer capítulo que te deja los pelos como escarpias, volvemos de lleno a los conflictos y a los problemas que sobrevienen a los personajes. El título da nombre al gran enemigo al que se deberán enfrentarse a lo largo del libro, el hambre, porque se están quedando sin comida y sin una alimentación, los niños y adolescentes comenzarán a ser más problemáticos. Sam continúa haciendo su papel de líder, por mucho que él no quiera tener todas esas responsabilidades. Edilio es su constante apoyo, que siempre está en posición para comenzar a moverse. Albert continúa con sus planes, dando un constante dolor de cabeza pero manteniéndose intocable. Los de Perdido Beach están en problemas, después de que Drake y los suyos de Coates se hicieran con gran de sus provisiones fomentando la tensión entre ellos.

También están los problemas referidos a los mutantes, que cada vez son más numerosos y no siempre son bien recibidos. Pero eso no es lo peor, lo peor se esconde, se prepara desde la Oscuridad y necesita algo, lo que hace que llame a algunos y trate de convencerles para que la ayuden. Algunas respuestas empiezan a llegar en esta entrega, pero también se abren nuevas incógnitas que te mantienen en vilo.

Los personajes de esta novela han evolucionado con respecto a la anterior. Además de los ya nombrados me gustaría hablar de Caine, con el que he disfrutado incluso más que en su predecesora. Me parece un personaje diferente y que tiene unos talentos muy especiales para sacar de quicio a cualquiera, además porque sus conversaciones con Diana son de diez. Hablando de ella, no tiene ningún desperdicio y espero grandes cosas de ella. También Brianna y Dekka son de mis preferidas, porque creo que van a dar mucho de qué hablar. Aunque claro, no puedo olvidarme de Lana y Petey, que son claves bastante fijas desde el principio de la saga y que no dejan de sorprender.

La escritura de Michael Grant continúa en la misma línea, son capítulos cortos con diferentes escenarios y siguiendo a personajes distintos. Esto hace que no puedas aburrirte en ningún momento, porque en cuanto empieza a ser algo repetitivo, cambias de personaje y de rumbo. Me ha gustado mucho la forma de tratar la Oscuridad como alguien más y que todos vayan evolucionando con conflictos más serios. Además lo mejor de la narración es que en ningún momento pretende que los niños se comporten como algo más, el escritor es consciente de sus virtudes y defectos, dando un resultado bastante coherente.

Antes de dejar la reseña, quería decir que el párrafo final de la novela me dejó con un nudo en la garganta y con muchísimas ganas de continuar la lectura. Así que espero que Mentiras no tarde en pasar por mis manos.

Recomendaría esta saga a todos aquellos que les gustan las novelas de personajes con superpoderes, también a los que disfrutan con las historias que tienen personajes para todos los gustos y, por supuesto, a los que les gustan las grandes preguntas que tardan en ser contestadas.

Cita:

Volvía a estar despierto, o al menos pensaba que lo estaba, le parecía que lo estaba.
Esperaba estarlo.
Aquella no era su cama.