miércoles, 25 de marzo de 2009

Sin miedo (Primera Parte)

Cerró los ojos con fuerza, autoconvenciéndose:
- No tengo miedo, no tengo miedo, notengomiedo notengomiedonotengomiedo...
Mientras profería aquellas palabras en un chillido escandaloso. Entonces notó una mano gélida y antinatural sobre su cabeza. No quiso volverse a mirar lo que la tocaba. El terror se apoderaba cada vez más de su mente al igual que con el transcurso del tiempo notaba con más claridad un aliento frío, demasiado frío para ser humano.

Darío retiró la mano el hombro de aquella muchacha que murmuraba aquellas palabras que le habían sobresaltado mientras estaba pensando en el piso de arriba. Había escuchado su voz clara y temerosa. 
Suspiró y dio unos pasos hacia atrás, dándole más espacio a la chica que parecía no sentirse mejor con el apoyo que él trataba de darle y esperó pacientemente.

Se puso en pie con lentitud y caminó tambaleante. Reconocía que aquellos ruidos provenientes del piso de arriba la habían asustado pero había sido porque aquella casa era escalofriante y el menor sonido ponía los pelos de punta a cualquiera.
Ella no era una chica asustadiza... 

Reconoció que aquella chica era valiente, nadie se había atrevido a entrar en su casa desde el incendio en el que había muerto Darío y toda su familia.
Sí, Darío estaba muerto. Era un fantasma, un espíritu o como se quiera llamar. Se hallaba anclado en ese mundo y no sabía porque aunque tampoco es que tuviera prisa por abandonarlo.

Denisse había escuchado muchas historias de aquella casa y ninguna de ellas era demasiado alegre. Se decía que había habido un incendio y que toda la familia y bienes habían quedado reducidos a cenizas. Después habían reconstruído la mansión y la habían puesto a la venta pero nadie había podido dormir en ella porque al atardecer todo se volvía escalofriante y ella podía dar fé de ello.

Darío daba vueltas alrededor de la chica y cantaba canciones absurdas que había conocido cuando era muy pequeño, le gustaba que nadie pudiera oírle aunque a veces era realmente odioso ya que ser ignorado no hacía feliz a nadie.

La chica frunció el ceño al darse cuenta de que escuchaba una voz, entonces sonrió entendiendo lo que pasaba. Sus amigos, aquellos que la habían convencido para entrar en la mansión, estaban cantando canciones desde fuera para que creyera que eran los fantasmas pero ella sabía que ningún fantasma se pondría a cantar canciones... era demasiado absurdo.
- En la granja de Pepito... Ia ia oooo

El fantasma detuvo la canción al darse cuenta de que la chica le había contestado.
- ¿Me escuchas? - alcanzó a preguntar Darío.

5 comentarios:

Little Girl dijo...

me alegra mucho conocer blogs nuevos ^^

no voy a leer las entradas anteriores, pero creo que te seguiré (tengo ganas de leer la segunda parte muahaha)


au revoir! :D

Marta Cruces Díaz dijo...

Me alegro de que te hayas topado con mi cuaderno. Espero que disfrutes de él y sigas comentando.
¡Saludos!

Grace dijo...

Omg, pepito el maldito.
Me gusta me gusta, ahora leeré la segunda parte aunque deberías seguir con Halo "¬¬ ajem, ajem

Ya sabía lo que pasaba! no me habías betado!!! xD vale, no sé lo que pasaba pero hoy al abrirlo se me ha abierto así que no más preguntas XD

Marta Cruces Díaz dijo...

Halo, que majete es... bueno, realmente no pero a mí me encanta pensar en sus escenas jaja
En cuanto al relato, Pepito el maldito jajaja, bonito nombre

♪Mariana *-° dijo...

aiii que padree!!! leere la segunta parte wii!! te quedo muuy bien^^