martes, 3 de marzo de 2009

Yin yang III

Con cada novela que he escrito a lo largo de mi vida he aprendido algo único que me ha hecho seguir escribiendo al igual que me ha dado ideas para muchas otras historias de las cuales no sé cuáles llegaré a escribir y hoy quería contar lo que estoy aprendiendo con esta.
Voy a empezar pensando en lo que hago normalmente:
Desde que empecé a escribir hago siempre lo mismo. El primer capítulo lo escribo como muestra, si no me convence aparco la historia hasta tenerla más desarollada en mi cabeza, sin llegar a escribir un guión porque para hacer uno tengo que emocionarme un poco con las primeras páginas pensando que podría interesar a alguien y entonces escribo el guión y señalo algunas cosas que deben pasar como ciertas conversaciones.
Y con Yin yang no he hecho realmente una excepción pero es distinto a lo que suelo hacer. Escribí las primeras páginas, la escena en el cementerio en el que el centro es únicamente Josh y me gustó como quedaba, sobre todo el primer párrafo de toda la historia... y entonces me puse a trabajar con el guión.
Hice la lista de los capítulos en los que se dividiría y expliqué brevemente lo que pasaría en cada uno para no perderme e improvisar sin sentido. Entonces me encontré con un problema. En un principio la historia tenía una narración dividida en dos: la del pasado y la del presente (que sería la verdaderamente importante) y me fijé en que había cosas muy descompensadas y que no quedaba bien. Además dejaba de lado algunos aspectos que quería hacer más importantes mientras que ponía muchas escenas que no aportaban nada a la línea argumental.
Así que me decidí a hacer algo distinto, recurriría a hacer un relato aparte que recorriera todo el pasado al que me quería referir y luego vería qué hacer con él. No me fue difícil acabarlo y lo titulé El diario de Lucía, debéis pensar: pues vaya, es un nombre de lo más normal pero antes tuvo muchos otros como por ejemplo Sueños, inquietudes y molestias  
Cuando la tuve terminada la leí entera con el cuaderno en el que estaría el futuro guión de Yin yang al lado y fui subrayando las cosas que me parecían realmente importantes. Fui cuadrando fechas y puliendo cosas que no pintaban en principio nada pero que ahora tienen un poco más de interés dando como resultado una narración más compacta.
Después de todo aquello pude terminar de hacer mi primer guión de la historia, el argumento capítulo a capítulo muy a grandes rasgos para después explicarlo más detalladamente en el segundo borrador. 
Llegada a este punto pude empezar a escribir y ahora me encuentro a la mitad del tercer capítulo. Sí, no llevo casi nada pero... es la primera vez que realmente voy corrigiendo poco a poco para luego no cogerme un empacho (porque ya sé lo que es que me asuste con las burradas que soy capaz de escribir)
Por lo que, por el momento, puedo decir que de esta novela he aprendido a intentar verlo todo con triple perspectiva: la del narrador omnisciente, la del protagonista y la de un personaje intermedio...
¿Quién sabe qué será lo próximo que aprenda?

2 comentarios:

Silvia dijo...

Se te nota entusiasmada con el proyecto ^-^ y suena bastante bien, me he leído las entradas anteriores *O*
Yo también creo que con cada historia se aprende una cosa, sip ^^ y a mí me encanta el proceso de pensar el argumento, hacer esquemas, decidir capítulos, pulir cositas así xD me encaaaanta (y lo echo de menos! Hace tiempo que no me pongo con nada...)
En fin! Ánimo con la historia! :3

Marta Cruces Díaz dijo...

La verdad es que esta es mi ilusión normal por cualquier historia, no pienso que esta sea de mis mejores ideas (aunque puede que esté entre las 5 más enrevesadas...) pero es entretenido tener algo entre manos y ver como va creciendo poco a poco, como vas terminando los capítulos, como los personajes evolucionan.
Espero que pronto vuelvas a ello jaja porque eres muy buena n.n
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