viernes, 27 de noviembre de 2009

Ojos

Relato corto escrito por mí. Completamente ficticio jajaja

Me acurruco junto a él, buscando un poco más su calor y le miro. Me sonríe y me siento más feliz que nunca. Aún no me puedo creer que esté allí con él, en su cama, con nuestros cuerpos entrelazados. Estoy cansada pero soy incapaz de cerrar los ojos por temor a que desaparezca de mi lado y que todo haya sido un sueño.

Recuerdo con nitidez el haberme encontrado con él en la fiesta de disfraces, le reconocí en cuanto traspasó la puerta de la casa y saludó a los que estaban cerca con su sonrisa encantadora. Estuve a punto de perder el equilibrio por intentar ponerme de puntillas para verle mejor. Bajé las escaleras ciñéndome mejor el antifaz que ocultaba ligeramente mis facciones.

Pasé a su lado intentando que él se diera cuenta de mi presencia, di los pasos lentamente e intentando caminar grácilmente como mis amigas me habían enseñado con tal mala suerte que una pareja que pasó a mi lado me desestabilizó y esperé con vergüenza mi impacto contra el suelo pero éste no llegó a suceder.

Alguien me sujetaba por los hombros con suavidad y firmeza, me atreví a abrir los ojos y le vi. Me aparté de él torpemente y trastabillé un par de pasos con las manos alzadas. Pude ver como sus ojos oscuros me escrutaban tratando de saber quién era y por qué me comportaba de aquel modo.

Instintivamente me llevé la mano al antifaz, corroborando que se mantenía en su sitio y me relajé. Seguía siendo anónima, él no iba a reconocerme. Vi que fruncía el ceño y sonreí. Estaba esforzándose por reconocerme y su empeño me hacía gracia hasta que dio un paso hacia mí quedándose a escasos centímetros.

- Tus ojos... - susurró casi entre dientes.

Intenté dar un paso hacia atrás pero él movió su mano para agarrarme un brazo e impedirme que me moviera, forcejeé pero fue inútil. Sus dedos bailaron por mi piel fría hasta llegar al tirante del vestido, dónde jugueteó unos instantes con él mientras sus ojos me escudriñaban pensativo.

Yo no podía soportar que me mirara tan detenidamente e intentaba huir de su insistencia en descubrirme.

- ¿Quién eres? - preguntó musitando.

Su aliento me rozó la piel y me provocó un escalofrío que me puso la piel de gallina. Él sonrió confiado y se acercó aún más a mí, deteniendo su boca a un suspiro de mis labios, sonriendo ampliamente.

Aguanté la respiración creyendo que llegaría a marearme si el corazón continuaba galopando de ese modo. Él se percató de la impresión que estaba causando en mí e hizo resbalar su mano hacia mi cintura, provocando un acercamiento de nuestros cuerpos, entonces se estremeció.

Al notar aquella sensación levanté la mirada y me fijé en sus ojos, tan bonitos como siempre, tan expresivos que parecían hablar. Entreabrí la boca para decir algo pero no me dio tiempo porque él habló primero.

- Eres la chica del jersey azul ¿verdad? - meditó.

Sin darme cuenta asentí y le provoqué una sonrisa.

- Ya sabía que eras tú, esos ojos son inconfundibles.
- ¿Mis ojos?
- Sí, parecen un mundo ¿sabes? Parecen esconder miles de historias pero me pregunto una cosa.
- ¿Qué? - preguntó sintiendo la necesidad de saber lo que pensaba.
- ¿Por qué no me las cuentas todas? - me preguntó susurrante al tiempo que una sonrisa bailaba en sus labios.

¿Qué le podía decir? ¿Qué bebía los vientos por él desde que le había visto por primera vez? ¿Qué cada vez que entraba en el pasillo de la facultad mis ojos se volvían hacia él para observarle?

Él esperaba una contestación y yo no tenía ninguna palabra que dedicarle, ninguna porque todas se apelotonaban en mi boca sin orden ni concierto.

- No creo que pudieras soportarlas... - musité por fin.
- Pruebame - me susurró casi contra mis labios. - Quiero saber el significado de tu mirada porque por más que miro tus ojos no entiendo lo que dicen- continuó impasiblemente, nuestros cuerpos ya estaban juntos. - Quiero saber como he podido reconocerte sin el jersey azul cuando había pensado que no me había fijado en ti.

Aquello me dejó sin aire y antes de darme cuenta él, sin pensar, surcó el espacio inexistente que nos separaba y me besó. Fue un beso repentino y rápido en principio que hizo que mi cuerpo se encendiera. No comprendía lo que estaba pasando, no sabía cómo habíamos llegado a eso pero me di cuenta de que no me importaba porque el tiempo desapareció entre sus labios, el pensamiento se escondió en sus abrazos...

7 comentarios:

Iraya Martín dijo...

Un texto realmente magnético, me encanta porque puedo imaginar perfectamente la escena. Qué pastelitos somos xD

Me gustaría hacer un pequeño apunte, si me lo permites, soy una petarda en letras así que mi opinión vale nada pero creo que hay una variación del tiempo verbal un poco rara en el párrafo "aguanté la respiración...". También hay alguna repetición de palabra más abajo.

No sé si te servirá de algo pero lo mismo sí y como no me callo ni debajo del agua... xD

Missbook asg dijo...

lo que es a mi, me cautivo. me encanto

Marta Cruces Díaz dijo...

Elwen: Puedes corregirme cuantas veces quieras porque las conjugaciones verbales son un problema para mí (no sé qué me han hecho pero hago unas cosas más raras...) así que todos los fallitos que encuentres será bien recibidos

Gracias a las dos!!

Nia dijo...

Yo ya tengo mi éxodo!!! Estamos contentas de que a alguien le haya parecido buena idea nuestra porpuesta! Yo la encuentro ideal porqué no hay gastos de envío ni nada, y es como si fueras a la libreria a comprarlo, y encima te envían otro libro de regalo, que quieras o no, hace ilusión!

Muchas gracias por participar, o por haberle prestado unos segundos de atención! :)

Lether siempre ahí! OjOjO

Y Diós... yo también quiero alguien a quien contarle esas miles de histórias de esa manera... aish.. me has hecho suspirar.. >.< muy bueno ;)

Marta Cruces Díaz dijo...

Wiiii Éxodo, ya le tengo ganas yo... a ver cuando llega. Yo estoy histérica esperando los dos libros que creo que deberían haber llegado ya pero nada, no hay manera xD que no llegan...
A ver si no se retrasan más...

Me alegro de que te guste el relato ^^

KHIMAIR dijo...

Hay pocas personas que escriben bien, es decir, que da gusto leerlas porque la lectura es agradable, sin tropezones.. nos deslizas en las palabras.. no sólo se agradece, sino que se aprecia.. Cuidate !

Marta Cruces Díaz dijo...

Muchas gracias por el comentario, Khimair, un día de estos me vas a sacar los colores y no va a haber quien los vuelva a guardar
Me alegra que disfrutes con la lectura