lunes, 3 de junio de 2013

La Tabla Esmeralda de Carla Montero

Título: La Tabla Esmeralda
Autora: Carla Montero

Editorial: Plaza Janés
Palabras clave sobre el género: Adulto, realista, historia, misterio, amor

Puntuación total: 5/5
Edición: 5/5
Narración: 5/5
Diálogos: 5/5
Personajes: 5/5
Relaciones: 5/5

En varias ocasiones, he dicho en este rincón literario que soy una fan incondicional de las novelas históricas, de misterio y más si tienen como escenario la Segunda Guerra Mundial. Por esta razón y por la recomendación expresa de mis padres, sucumbí a la lectura de Carla Montero y ahora os la vengo a recomendar.

Esta novela contiene dos historias unidas por un objeto que ha estado escondido durante siglos y que, desde el principio, se nos planteará la pregunta de si sería mejor dejar el secreto como estaba antes de descubrirlo. En pleno siglo XXI, Ana García-Brest, una historiadora del arte que trabaja en el Museo Nacional del Prado, se ve envuelta en la investigación de un cuadro de Giorgione llamado El Astrólogo del que nunca se ha escuchado hablar. El pistoletazo de salida lo marca una carta encontrada por Konrad Köller en la que se habla de un encargo importante procedente del mismo Hitler y que supondría uno de los mayores hallazgos de la Historia del Arte en los últimos años y uno de los robos más importantes cometidos en el expolio nazi. Konrad acude a Ana porque es su pareja, aquella en quien más confía y pone mucho empeño en mantener esta investigación en el más absoluto de los secretos.

Por otro lado nos encontramos a mediados del siglo XX, cuando el régimen nazi amenaza con controlar Europa con mano de hierro, Georg von Bergheim, un miembro de las SS que viaja a París en busca del mismo cuadro que Ana. Él sospecha que los Bauer, un linaje de coleccionistas de arte judíos, lo tienen bajo su posesión y pretende encontrarlo porque en su interior guarda un secreto que Hitler desea poseer.

El camino que debe seguir Ana para encontrar El Astrólogo es largo y, inmediatamente, se volverá peligroso, en su búsqueda le acompañará el doctor Alain Arnoux. Él, entre otros títulos importantes, es el responsable del fondo documental del ERR o, lo que es lo mismo, la base de datos francesa de los bienes artísticos expoliados durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que se convertirá en un individuo fundamental para el trabajo de nuestra protagonista.

Los personajes son extremadamente completos tanto en el pasado como en el presente. Ana es un personaje cercano, amable y con sus momentos de flaqueza y fortaleza, siempre es consecuente con sus actos. Mi otro personaje preferido de este tiempo es Alain, es una de esas criaturas de ficción que me gustaría conocer en persona para poder hablar con él, ya que es un experto de uno de los temas que más me interesaría estudiar. Tampoco puedo olvidarme de Teo y de las risas que me provocó mientras leía. En cuanto al pasado, me encantó que Carla Montero rescatara personajes históricos como Bruno Lohse, pero mi preferido es Georg von Bergheim por esa mezcla confusa de sentimientos que me hizo sentir a lo largo de la historia, ya que gracias a ello pude empatizar mucho más con el personaje de Sarah.

En cuanto al estilo de la escritora… deciros que me dejó sin aliento, era la primera novela que leía de ella y sólo podía pensar que la narración, el diálogo y la estructura eran perfectos. Utiliza un lenguaje sencillo, directo y claro, aderezado con una intensa labor de investigación y, a mi parecer, muchísimo amor por la Historia. Personalmente, como historiadora del arte, me hizo notar en mi estómago unas cosquillas de necesidad por escribir mi propia historia sobre el expolio con una sólida base.

Para terminar, se la recomiendo a todo aquel que disfruta con las novelas de misterio históricas porque, aunque es un libro extenso, no le sobra ninguno de los pasos que los personajes deben caminar para llegar al desenlace.

Cita:
En tan sólo cuatro años mi vida había dado un giro de ciento ochenta grados. Se podía decir que de Cenicienta había pasado a princesa o, siendo menos poética, que de nave industrial me había reconvertido en local de moda. El culpable de semejante transformación en mí no era otro que Konrad.

2 comentarios:

Dolo..✿*゚ dijo...

La verdad es que no me llama.
Un beso.

Tatty dijo...

Yo lo leí el verano pasado y me gustó mucho, más la parte histórica que la actual
besos