Hace relativamente poco terminé una pequeña historia en la que narraba la historia de uno de esos magos que luchaba por realizar juegos creativos y preciosos que le emocionaran a él mismo y a los suyos. Dicho así parece una historia simple pero tiene una trama que me salió sola en un par de días, estuve una semana trabajando los personajes y pensando una y otra vez los juegos que saldrían, aquellos que tendría que describir con mucho cuidado para que cuando alguien la leyera si sabía sobre el tema, notaría lo que he intentado describir.
Para rematar el asunto pedí ayuda para que no quedara ningún detalle suelto y entonces y sólo entonces, me puse a escribir. En cuanto empecé sentí que la historia era algo distinto a lo que había escrito con anterioridad y claro que era diferente.
Era la primera vez que escribía con la idea de "la realidad supera a la ficción", yo partía de una primera idea: la relación entre dos magos que eran maestro y alumno respectivamente, el primero sería tranquilo y en su manera de actuar sería melódico pero el segundo sería un nervio que iría de un lado a otro sin parar, con una sonrisa de oreja a oreja que emocionaría con su entusiasmo hasta al más escéptico. El maestro sería Guillermo y el aprendiz Teo...
Su historia me ha provocado 300 páginas de risas y nerviosismo, había momentos en los que sentía la tensión de quien se encuentra en un escenario, a punto de mostrar a su público el número que tantas veces ha ensayado ante el espejo: una y otra vez sin dejar de mirar sus manos, sus movimientos e incluso practicando los desvíos de miradas.
El título es: El misterio del as.
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