Estoy en lo que yo llamo la recta final, comenzando el capítulo 14 de 16 y llegando al desenlace en el que todos los hilos argumentales se deben fundir en uno. Para que eso suceda tengo que emplearme a fondo para atar todos los cabos y no dejar nada pendiente para contentar a mis personajes.
Nada de segundas partes ni terceras, Yin yang es una novela autoconclusiva que empieza y termina con 16 capítulos que se inicia con un prólogo y un epílogo que tienen un formato bastante distinto a lo que estoy acostumbrada en esas dos partes que suelen ser lo más sencillo de la historia y lo primero que escribo, en este caso es justo al contrario: es lo último que añadiré de la novela y me estoy aguantando las ganas de escribirlo porque llevo con ello en la cabeza desde el principio (quizás por la incertidumbre pienso que será lo que más me guste).
Lo cierto es que estoy impaciente por terminar y comenzar algo nuevo porque tantos capítulos y semanas seguidas dedicadas únicamente a Yin yang me han hecho extrañar tener varios proyectos en marcha (la costumbre de ese caos debería ser malo) e ir de uno a otro sin confundir cosas de las tramas ni los personajes porque con esta me ha sentido a veces saturada por el mismo tono una y otra vez, los mismos personajes en todas las esquinas, ya hasta mis sueños se habían vuelto monotemáticos.
Menos mal que mi cabecita loca no ha tenido descanso y ha continuado creando novelas sin parar, dejándome fraguar las tramas más de lo normal, cuestión que las ha hecho más fuerte (incluso ha habido dos ideas que se han fusionado en una cuando ya las tenía muy pensadas) así que estoy muy contenta con esta experiencia, con haberme forzado a escribir solo Yin yang ya que me ha hecho más fuerte literariamente (al menos eso me parece...)
Hasta la próxima.
P.D: La novela cuenta ya con más de 260 páginas... yuhu...
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